En la naturaleza, hay muchos animales que tienen muy desarrollado el sentido del olfato. La abeja es uno de ellos. Sigue leyendo para que conozcas cómo funciona el olfato de la abeja.
Percibir y diferenciar la gran variedad de aromas que te rodean es una virtud maravillosa a la que probablemente no prestes mucha atención.
Pero adentrarse en el sentido del olfato y su funcionamiento es sumergirse en un mundo de fragancias y experiencias inigualables.
En la naturaleza las especies que disfrutan de este sentido se valen de él para ejecutar labores cotidianas en la procura de su sustento, y también como mecanismo de preservación, en el caso de las abejas, por ejemplo.
Estos pequeños y dulces insectos tienen en su sistema olfativo un mecanismo de información altamente sofisticado y con una fisiología diseñada de acuerdo a sus necesidades.
Prepárate para conocer bien el olfato de las abejas.
El olfato de las abejas y el poder de sus antenas
Al observar de cerca la anatomía externa de una abeja es de notar un par de antenas que emergen desde el centro frontal de su cabeza.
Están cerca una de la otra y se articulan con la cabeza gracias a una membrana.
A través de ellas pueden captar movimientos, vibraciones, olores y, por si fuera poco, contienen además los sentidos del oído y el tacto.
En su función quimiorreceptora, las antenas facilitan la captación de los olores de las flores, de los enemigos y de las otras abejas de la colmena.
Cabe destacar que cada casta emana un olor característico.
Por ejemplo, cuando la reina está joven y cumpliendo su función reproductiva a cabalidad tiene un aroma que las obreras reconocen y así saben que no hay necesidad de criar una nueva reina.
Las antenas están expuestas al medio ambiente y tienen una sensibilidad muy alta.
Gracias a este atributo, las abejas detectan fuentes de néctar, agua y polen a gran distancia.
También, pueden analizar feromonas y “danzas” por lo cual mantienen un intercambio continuo de información.
De esa manera, los miles de individuos que cohabitan en la colmena son alcanzados, constantemente y a la misma vez, por esos mensajes.
Esto contribuye a mantener la unidad de la colonia.
Cómo es el olfato de la abeja
Ya viste el potencial enorme que tienen las antenas de las abejas y ahora sabrás por qué.
Las antenas de una abeja se pueden describir como un par de apéndices móviles con apariencia similar a una articulación de rodilla.
Cada antena tiene una parte rígida llamada escapo, unida a un pedúnculo o pedicelo, y otra flexible conocida como flagelo, que a su vez está seccionada en anillos o artejos.
Las reinas y obreras presentan entre 10 y 12 artejos mientras que los zánganos entre 11 y 13.
Si diseccionamos transversalmente una antena y la observamos al microscopio notaremos en su interior una red nerviosa gracias a la cual una abeja recibe y transmite sensaciones.
Su parte externa está cubierta por unidades sensoriales conocidas como sensilas con forma de placa y poros, variando su número según la casta.
El olfato de la abeja: Un posible aliado de la salud humana
El mecanismo olfativo de una abeja es potente y, por más impresionante que te parezca, podría llegar a ser un aliado importante del sistema de salud humano.
Así como pueden detectar olores a largas distancias, estas dulces amigas están demostrando que, con un poco de entrenamiento, podrían ser capaces de reconocer el Covid-19.
Así lo explica un estudio realizado por científicos holandeses.
Este virus, al igual que muchas enfermedades, produce cambios metabólicos en el organismo y debido a ello el cuerpo emite un olor característico.
Los estudiosos buscan la manera de entrenar abejas para que reconozcan ese olor a través de muestras infectadas.
Básicamente sería una especie de prueba PCR.
Las abejas son individuos tan inteligentes que aprenden muy rápido gracias a su poderoso olfato y un poco de entrenamiento basado en condicionamiento clásico de estímulo-respuesta.
Aunque los científicos no pretenden sustituir los test aprobados internacionalmente, estas investigaciones podrían significar una gran ayuda en lugares remotos y con acceso limitado a los servicios de salud.
Además, harían falta muchos más estudios y pruebas para llegar a una conclusión definitiva.
No obstante, no dejas de fascinar todo lo que se esconde tras la pequeña anatomía de una abeja.
Conocer de ellas nos permite comprender mejor por qué son tan importantes para la raza humana.
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