A más de 2000 metros de altura y a lo largo de la Cordillera de los Andes, en aquellas tierras de eternos silencios, volcanes relumbrantes, grandes lagos y el fragante bosque chileno, nace esta miel de cuerpo liviano y color castaño. Su origen único nos permite asegurar la certificación orgánica de esta variedad.
Su intensa dulzura y su aroma con marcado sabor frutal se disuelve en el fondo del paladar.
Su delicado sabor con toques frutales es un buen complemento para degustarla junto a comidas livianas, ensaladas y batidos de frutas.
Esta miel se produce en zonas ecológicas y montañosas de la Cordillera de los Andes.